jueves, 30 de abril de 2015

El saber escuchar



Tipos de Escuchar
Escucha apreciativaLa escucha apreciativa es aquella mediante la cual escuchamos sin prestar atención, de manera relajada, buscando placer o inspiración. Oímos por entretenimiento. No prestamos atención.
Escucha selectivaLa escucha selectiva es aquella que se practica cuando escuchamos seleccionando la información que nos interesa. Escuchamos algunos puntos del mensaje del comunicado, dejando el resto de lado. Prestamos atención tan sólo a una parte del mensaje, aquella que se considera más importante para nosotros.
Escucha discernitivaLa escucha discernitiva es aquella a través de la cual escuchamos el mensaje completo y determinamos los detalles más relevantes. Nos centramos en el fondo y no en la forma.
Escucha analíticaLa escucha analítica es aquella por la que escuchamos el orden y el sentido de la información para entender la relación entre las ideas, reflexionando sobre el mensaje. Buscamos la información concreta en el comunicado del emisor, separando dicha información de las emociones. Comprendemos el contenido conceptual y su interrelación. Analizamos la comunicación y examinamos si las conclusiones son lógicas y correctas. Realizamos preguntas a nuestro interlocutor para descubrir los motivos subyacentes del mensaje.
Escucha sintetizadaLa escucha sintetizada es aquella mediante la cual tomamos la iniciativa de la comunicación hacia nuestros objetivos. A través de la escucha se dirige la conversación para lograr la información o un comportamiento de nuestro interlocutor deseado. Realizamos afirmaciones o preguntas dirigidas para que conteste con sus ideas.
Escucha empáticaLa escucha empática es aquella por la que escuchamos poniéndonos en el lugar de nuestro interlocutor. Asimilamos las palabras y llegamos a lo que hay detrás de ellas. Oímos con la intención de comprender sus sentimientos. Apreciamos el punto de vista de la otra persona. Mediante la escucha empática interpretamos el mensaje a través del mundo del emisor.
Escucha activaLa escucha activa es aquella que representa un esfuerzo físico y mental para obtener con atención la totalidad del mensaje, interpretando el significado correcto del mismo, a través del comunicado verbal, el tono de la voz y el lenguaje corporal, indicándole a quien nos habla, mediante la retroalimentación, lo que creemos que hemos comprendido. Significa escuchar con atención y concentración, centrar toda nuestra energía en las palabras e ideas del comunicado, entender el mensaje y demostrarle a nuestro interlocutor que se siente bien interpretado.
La escucha activa es la más completa e importante. Incorpora todos los elementos de la escucha empática y analítica, así como variables de la escucha sintetizada y discernitiva.


La buena comunicación abre puertas y facilita las relaciones. En cambio, pocas cosas son más frustrantes –y potencialmente destructivas– que la incapacidad de entender y hacernos entender. Estos cinco pasos son fundamentales para entablar una comunicación más efectiva.

1. Adopta la actitud correcta. Esta no es la de ganar un argumento o probar que la otra persona está errada. La meta es que ambas se escuchen y se entiendan con el fin de aclarar la situación.


De ser posible, desde el principio acuerda con la otra persona qué es lo que desean lograr con este diálogo.

2. Conserva el enfoque. Mantente en el tema. No saques a relucir cosas que pasaron hace seis meses o que no vienen al caso. De esta manera se diluye el diálogo y se hace más difícil llegar a un entendimiento. Mantente en el presente y lidiando únicamente con el tema en cuestión.

3. Escucha con verdadera atención. Esta es la parte más importante de la comunicación. No te limites a oír, preparando una respuesta mental mientras la otra persona habla. Escucha para entender. No interrumpas. Si no entiendes, admítelo y pide que te aclaren. Una buena táctica es repetir, en forma de pregunta, lo que has creído entender: “¿Quieres decir que…?” De esta manera te aseguras de que has entendido el mensaje.


4. Exprésate en forma clara y directa. Elimina las malas palabras, el sarcasmo y las faltas de respeto que enturbian el mensaje y ponen a la otra persona a la defensiva. Expón tu caso de una manera ecuánime y respetuosa.

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