Estrés
El estrés es la reacción de su cuerpo a un desafío o demanda. En pequeños episodios el estrés puede ser positivo, como cuando le ayuda a evitar el peligro o cumplir con una fecha límite. Pero cuando el estrés dura mucho tiempo, puede dañar su salud.
El manejo del estrés puede resultar complicado y confuso porque existen diferentes tipos de estrés: estrés agudo, estrés agudo episódico y estrés crónico. Cada uno cuenta con sus propias características, síntomas, duración y enfoques de tratamiento. Analicemos cada uno de ellos.
Tipos de Estrés
Estrés agudo
El estrés agudo es la forma
de estrés más común. Surge de las exigencias y presiones del pasado reciente y
las exigencias y presiones anticipadas del futuro cercano. El estrés agudo es
emocionante y fascinante en pequeñas dosis, pero cuando es demasiado resulta
agotador. Una bajada rápida por una pendiente de esquí difícil, por ejemplo, es
estimulante temprano por la mañana. La misma bajada al final del día resulta
agotadora y desgastante. Esquiar más allá de sus límites puede derivar en
caídas y fracturas de huesos. Del mismo modo, exagerar con el estrés a corto
plazo puede derivar en agonía psicológica, dolores de cabeza tensiónales,
malestar estomacal y otros síntomas.
Afortunadamente, la mayoría
de las personas reconocen los síntomas de estrés agudo. Es una lista de lo que
ha ido mal en sus vidas: el accidente automovilístico que abolló el
parachoques, la pérdida de un contrato importante, un plazo de entrega que
deben cumplir, los problemas ocasionales de su hijo en la escuela, y demás.
Dado que es a corto plazo,
el estrés agudo no tiene tiempo suficiente para causar los daños importantes
asociados con el estrés a largo plazo. Los síntomas más comunes son:
·
Agonía emocional: una
combinación de enojo o irritabilidad, ansiedad y depresión, las tres emociones
del estrés.
·
Problemas musculares que
incluyen dolores de cabeza tensos, dolor de espalda, dolor en la mandíbula y
las tensiones musculares que derivan en desgarro muscular y problemas en
tendones y ligamentos;
·
Problemas estomacales e
intestinales como acidez, flatulencia, diarrea, estreñimiento y síndrome de
intestino irritable;
·
Sobre excitación pasajera
que deriva en elevación de la presión sanguínea, ritmo cardíaco acelerado, transpiración
de las palmas de las manos, palpitaciones, mareos, migrañas, manos o pies
fríos, dificultad para respirar, y dolor en el pecho.
El estrés agudo puede
presentarse en la vida de cualquiera, y es muy tratable y manejable.
Estrés agudo episódico
Por otra parte, están
aquellas personas que tienen estrés agudo con frecuencia, cuyas vidas son tan
desordenadas que son estudios de caos y crisis. Siempre están apuradas, pero
siempre llegan tarde. Si algo puede salir mal, les sale mal. Asumen muchas responsabilidades,
tienen demasiadas cosas entre manos y no pueden organizar la cantidad de
exigencias autoimpuestas ni las presiones que reclaman su atención. Parecen
estar perpetuamente en las garras del estrés agudo.
Es común que las personas
con reacciones de estrés agudo estén demasiado agitadas, tengan mal carácter,
sean irritables, ansiosas y estén tensas. Suelen describirse como personas con
"mucha energía nerviosa". Siempre apuradas, tienden a ser cortantes y
a veces su irritabilidad se transmite como hostilidad. Las relaciones
interpersonales se deterioran con rapidez cuando otros responden con hostilidad
real. El trabajo se vuelve un lugar muy estresante para ellas.
La personalidad "Tipo
A" propensa a los problemas cardíacos descrita por los cardiólogos Meter
Friedman y Ray Rosenman, es similar a un caso extremo de estrés agudo
episódico. Las personas con personalidad Tipo A tienen un "impulso de
competencia excesivo, agresividad, impaciencia y un sentido agobiador de la
urgencia". Además, existe una forma de hostilidad sin razón aparente, pero
bien racionalizada, y casi siempre una inseguridad profundamente arraigada.
Dichas características de personalidad parecerían crear episodios frecuentes de
estrés agudo para las personalidades Tipo A. Friedman y Rosenman descubrieron
que es más probable que las personalidades Tipo A desarrollen enfermedades
coronarias que las personalidades Tipo B, que muestran un patrón de conducta
opuesto.
Otra forma de estrés agudo
episódico surge de la preocupación incesante. Los "doña o don
angustias" ven el desastre a la vuelta de la esquina y prevén con
pesimismo una catástrofe en cada situación. El mundo es un lugar peligroso,
poco gratificante y punitivo en donde lo peor siempre está por suceder. Los que
ven todo mal también tienden a agitarse demasiado y a estar tensos, pero están
más ansiosos y deprimidos que enojados y hostiles.
Los síntomas del estrés
agudo episódico son los síntomas de una sobre agitación prolongada: dolores de
cabeza tensos y persistentes, migrañas, hipertensión, dolor en el
pecho y enfermedad cardíaca. Tratar el estrés agudo episódico requiere la
intervención en varios niveles, que por lo general requiere ayuda profesional,
la cual puede tomar varios meses.
A menudo, el estilo de
vida y los rasgos de personalidad están tan arraigados y son habituales en
estas personas que no ven nada malo en la forma cómo conducen sus vidas. Culpan
a otras personas y hechos externos de sus males. Con frecuencia, ven su estilo
de vida, sus patrones de interacción con los demás y sus formas de percibir el
mundo como parte integral de lo que son y lo que hacen.
Estas personas pueden ser
sumamente resistentes al cambio. Sólo la promesa de alivio del dolor y malestar
de sus síntomas puede mantenerlas en tratamiento y encaminadas en su programa
de recuperación.
Estrés crónico
Si bien el estrés agudo
puede ser emocionante y fascinante, el estrés crónico no lo es. Este es el
estrés agotador que desgasta a las personas día tras día, año tras año. El
estrés crónico destruye al cuerpo, la mente y la vida. Hace estragos mediante
el desgaste a largo plazo. Es el estrés de la pobreza, las familias
disfuncionales, de verse atrapados en un matrimonio infeliz o en un empleo o
carrera que se detesta. Es el estrés que los eternos conflictos han provocado
en los habitantes de Irlanda del Norte, las tensiones del Medio Oriente que
afectan a árabes y judíos, y las rivalidades étnicas interminables que
afectaron a Europa Oriental y la ex Unión Soviética.
El estrés crónico surge
cuando una persona nunca ve una salida a una situación deprimente. Es el estrés
de las exigencias y presiones implacables durante períodos aparentemente
interminables. Sin esperanzas, la persona abandona la búsqueda de soluciones.
Algunos tipos de estrés
crónico provienen de experiencias traumáticas de la niñez que se interiorizaron
y se mantienen dolorosas y presentes constantemente. Algunas experiencias
afectan profundamente la personalidad. Se genera una visión del mundo, o un
sistema de creencias, que provoca un estrés interminable para la persona (por
ejemplo, el mundo es un lugar amenazante, las personas descubrirán que finge lo
que no es, debe ser perfecto todo el tiempo). Cuando la personalidad o las
convicciones y creencias profundamente arraigadas deben reformularse, la
recuperación exige el autoexamen activo, a menudo con ayuda de un profesional.
El peor aspecto del estrés
crónico es que las personas se acostumbran a él, se olvidan que está allí. Las
personas toman conciencia de inmediato del estrés agudo porque es nuevo;
ignoran al estrés crónico porque es algo viejo, familiar y a veces hasta casi
resulta cómodo.
El estrés crónico mata a
través del suicidio, la violencia, el ataque al corazón, la apoplejía e incluso
el cáncer. Las personas se desgastan hasta llegar a una crisis nerviosa final y
fatal. Debido a que los recursos físicos y mentales se ven consumidos por el
desgaste a largo plazo, los síntomas de estrés crónico son difíciles de tratar
y pueden requerir tratamiento médico y de conducta y manejo del estrés.
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